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viernes, 3 de mayo de 2013

PLACER de Charlotte Bronté


Yo no creo en el destino, mejor dicho, no creo en la predestinación de los hechos, lo cual es absolutamente incompatible con lo que ahora voy a comentarles. El poema erótico en el blog anterior "Deseo Tu Boca", trajo a mi memoria un poema nada erótico de la poeta Charlotte Bronté, que en mi adolescencia leía una y otra vez, me encantaba y comprobe que aún causa esa linda sensación en mí, fue un regalo de uno de mis hermanos (al que le deciamos el poeta) él lo encontro hacía algún tiempo y lo tradujo (aunque en ese entonces, él decía que "mutilar sería el verbo más adecuado para su traducción") para mí.

Hoy me parece que han pasado décadas. Demasiadas cosas he tenido que asimilar y aceptar desde entonces. Y como sabemos, desde el instante en que se acepta algo, ese algo se torna sólido, cae con todo el peso de la realidad sobre nosotros. Hoy, de un verdadero caos de papeles, notas y cuadernos encontré el poema, sobre el cual creo haber descubierto un rasgo que sólo alguien que se siente solo puede comprender.

“Placer” , así se titula, es un poema que nos invita al silencio, a salir hacia las infinitas sutilezas de la naturaleza para poder observarnos mejor a nosotros mismos. Charlotte nos llevará por bosques, valles y quebradas, por arroyos, arboledas y colinas, hasta depositarnos tiernamente sobre una montaña; donde con alguna dificultad podremos vislumbrar el pasado en el horizonte. Lo extraño es que este ejercicio poético, este viaje hacia lo exterior de lo íntimo, sólo puede hacerse en soledad, lo cual es imposible.

¿Por qué? (Se preguntará el lector mal predispuesto a la reflexión), Por una sencilla razón: No existe la soledad en aquel paisaje soñado. Detrás de él está el espíritu, la presencia de la poetisa. De manera que esta invitación a la soledad es sólo aparente. Allí, en la saliente escarpada de la montaña nos espera ella, la Hacedora de este escenario literario, para acompañarnos, y acaso consolarnos al final del viaje.

Placer
Pleasure, Charlotte Brontë
El Placer verdadero no se respira en la ciudad,
Ni en los templos donde el Arte habita,
Tampoco en palacios y torres donde
La voz de la Grandeza se agita.

No. Busca dónde la Alta Naturaleza sostiene
Su corte entre majestuosas arboledas,
Donde Ella desata todas sus riquezas,
Moviéndose en fresca belleza;

Dónde miles de aves con las más dulces voces,
Dónde brama la salvaje tormenta
Y miles de arroyos se deslizan suaves,
Allí se forma su concierto poderoso.

Ve hacia donde el bosque envuelto sueña,
Bañado por la pálida luz de la luna,
Hacia la bóveda de ramas que acunan
Los sonidos huecos de la Noche.

Ve hacia donde el inspirado ruiseñor
Arranca vibraciones con su canción,
Hasta que todo el solitario y quieto valle
Suene como una sinfonía circular.

Ve, siéntate en una saliente de la montaña
Y mira el mundo a tu alrededor;
Las colinas y las hondonadas,
El sonido de las quebradas,
El lejano horizonte atado.

Luego mira el amplio cielo sobre tu cabeza,
La inmóvil, profunda bóveda de azul,
El sol que arroja sus rayos dorados,
Las nubes como perlas de azur.

Y mientras tu mirada se pose en esta vasta escena
Tus pensamientos ciertamente viajarán lejos,
Aunque ignotos años deberían atravesar entre
Los veloces y fugaces momentos del Tiempo.

Hacia la edad dónde la Tierra era joven,
Cuando los Padres, grises y viejos,
Alabaron a su Dios con una canción,
Escuchando en silencio su misericordia.

Los verás con sus barbas de nieve,
Con ropas de amplias formas,
Sus vidas pacíficas, flotando gentilmente,
Rara vez sintieron la pasión de la tormenta.

Luego un tranquilo, solemne placer penetrará
En lo más íntimo de tu mente;
En esa delicada aura tu espíritu sentirá
Una nueva y silenciosa suavidad.
Charlotte Bronté (1816 - 1855)


DESEO TU BOCA - CUANDO DOS ALMAS SE JUNTAN

Deseo en mi boca tu boca,
Tu lengua quemante la quiero exprimir
Saciar la sed que tengo en mi entrada
Yo te deseo en mi fogosidad,
Lacerando mi fachada.

Deseo tu boca en mis pechos
Tus dientes mordiendo
Todo ése jardín
Y tu lengua regando ésos botones de camelias
Que tengo para ti.

Deseo tu boca en mi vientre,
Que tus labios lo hagan temblar,
Que fabriques en mi ombligo
Descomunal fiesta de palabras
Derramadas con furia y deseo,
Anunciando lo que quieres escalar.

Deseo tu boca en mi monte
y que bajes suave a su humedal
Que bebas de ella
Y que dejes abierto el camino
A mi abismo en donde
Mi morador distinguido
Que llevas erguido entre tus piernas
Pueda entrar y salir a darme
Lo que pide mi volcán.

Deseo tu boca gimiendo
Jadeando el placer que te logro enviar
Al cabalgar entregada a tu piel
De ligadura quemante que tiene
El timón de mi barca
Las riendas de mi cabalgadura
El elixir de mi brebaje.

Deseo tu boca seca reposando en la mía
Diciendo mi nombre una y otra vez,
Temblando, exhalando tu olor, Inhalando mi olor y quedarnos allí
Hasta que, ésta vez, seas tú quien desee mi boca en tu boca
Y comience mi exploración en tu geografía.

Cuando dos almas se juntan en una,
Ni la misma distancia las separara,
Dos almas juntas en un solo corazón latirán,
Y en un sueño profundo se unirán.


Tal vez mis labios nunca rocen tu piel,
Así mis pensamientos serán más dulces que la miel,
No abra discusiones frente a frente,
Eso hará que nos amemos más y más hasta la muerte.

Imposible será ver juntos las estrellas,
Imposible en la lejanía poder besarlo a él,
Imposible estrecharte entre mis brazos,
Pero imposible también, que nuestro amor se muera en mil pedazos.

Quisiera que tu vida fuera agua que cae del cielo,
Tomándome gota a gota todos tus anhelos,
Suplicándole al Dios eterno,
Que vuelva tu corazón cada día más tierno.

Será que en esta lejanía,
Necesito saber que será de ti día a día,
Necesito saber si tú sufrías,
Y si es así mejor miénteme y dime que reías.

Así sabré que tu lejanía es mi cercanía,
Que tu felicidad me da tranquilidad,
Que tu tristeza es solo soledad,
Y que nuestro amor es la vida misma en la eternidad.